La Biblia y sus diferentes traducciones
¿Por qué tenemos diferentes traducciones de la Biblia y qué hacer con ellas?
Una de las bendiciones que tiene el pueblo cristiano hispanohablante es que en nuestra lengua existen una diversidad de traducciones de la Biblia. Si revisas en la aplicación de YouVersion te encontrarás 26 versiones de la Biblia en español (¡y gratis!). Sin embargo, esto no es así para todas las lenguas. De acuerdo a la última estadística de la Wycliffe Global Alliance (Septiembre 2021) existen unas 3,883 lenguas que no tienen ni una versión de la Biblia, lo que significa un aproximado de 220 millones de personas. Esto debe movernos a orar y preguntarnos si podemos involucrarnos en la tarea de la traducción de la Biblia de alguna manera.
Dada la realidad de que tenemos varias traducciones de la Biblia (la cual se escribió en las lenguas antiguas hebreo, arameo y griego), una pregunta honesta sería ¿por qué? Esto se debe básicamente a dos razones: (1) variantes textuales y (2) filosofía de traducción.
Variantes textuales
Antes de la invención de la imprenta a mediados del siglo XV, todos los libros (incluyendo la Biblia) se copiaban a mano. Te imaginarás que esto provocaba que copias del mismo libro tuvieran diferencias debido al “factor humano”.
Es aquí donde entra la disciplina de la Crítica Textual, que busca comparar los diferentes manuscritos antiguos de la Biblia para reconstruir lo que debió ser el texto original (por cierto, no tenemos el texto original de ningún libro de la Biblia, sino copias posteriores). Esta es una disciplina compleja donde no hay un acuerdo entre los expertos para todas las variantes textuales (palabras o porciones que difieren entre los manuscritos).
Al momento de traducir un texto, el traductor debe preguntarse ¿cuál texto?, si el mismo tiene alguna(s) variante(s). Se deben tomar decisiones sobre cuál es el texto (palabra o frase) que debe ser conforme al original entre las variantes. Y claro, los traductores no siempre toman la misma decisión. Aquí te compartimos un ejemplo de ambos Testamentos.
Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos (Génesis 22:13 RVR1960)
Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos (NVI)
Si miran bien, en Gén. 22:13 de la Reina-Valera 1960 dice que el carnero estaba “a las espaldas” (“detrás” LBLA) de Abraham. En la NVI no dice esto. La razón se debe a que aquí hay una variante textual entre los diferentes manuscritos y los traductores tomaron decisiones diferentes sobre cuál es el texto. En el Códice de Leningrado (manuscrito hebreo que es la base de la que se traduce nuestro Antiguo Testamento) tiene la palabra אחר (“detrás”), mientras que otros manuscritos (ej.: la LXX, traducción antigua del Antiguo Testamento) traducen la palabra hebrea אחד (“uno”). Si miran bien, ambas palabras lucen muy similares. Esto es porque la única diferencia entre ambas es una consonante que, a su vez, en su apariencia son muy similares. Su similitud hace que no nos extrañemos de que algún copista las haya confundido.
Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu (Romanos 8:1 LBLA)
Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús (NTV)
En Romanos 8:1, en la LBLA termina con la frase “los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu”. En la NTV esta última frase no está. Esto se debe a que los manuscritos más tempranos no contienen esta frase, pero si la contienen manuscritos posteriores. [1] Haciendo justicia aquí a la LBLA, la misma comunica esta variante textual en una nota al pie de página. No pases por alto estas notas cuando estudies tu Biblia.
Filosofía de traducción
Al momento de traducir un texto, debemos tener en mente cuál es su propósito. En el caso de las traducciones de la Biblia tenemos varias filosofías o equivalencias de traducción que no son más que diferentes propósitos en la misma. Las principales equivalencias son formal y funcional (algunos también la llaman “dinámica”).
En el caso de la traducción de equivalencia formal, la misma busca mantener la forma (tanto en palabras como en gramática) del texto en la lengua original llevándolo así al texto en la lengua meta. Esta es una traducción más palabra-a-palabra. Al mantener la forma de la lengua original, su lectura puede resultar ser menos clara en la lengua meta, ya que la gramática de las lenguas bíblicas es distinta a la gramática española. Este tipo de equivalencias son muy útiles si el usuario desea hacer exégesis desde la traducción [2] y no tiene conocimiento de las lenguas bíblicas. Algunas versiones de la Biblia en español dentro de esta equivalencia son RVR1960, LBLA/NBLA, BTX y Biblia de Jerusalén.
En cambio, la de equivalencia funcional busca llevar la idea del texto en la lengua original hacia el texto en la lengua meta, además de buscar que sea una lectura clara y natural en la lengua meta. Esta es una traducción más idea-a-idea. Esta filosofía parte de que el fin de todo escrito es la idea comunicada (que es lo que se traspasa de una lengua a otra) y no las palabras, sintaxis ni la gramática. Algunas versiones de la Biblia en español dentro de esta equivalencia son NVI, NTV, DHH, RVC y NBV.
Igualmente, queremos mostrar un ejemplo aquí de cada Testamento para que tengamos una mejor idea: En Génesis 1, en la RVR1960 la conjunción “y” la encontramos al inicio de 20 de sus 31 versículos. En la NBV ningún versículo empieza con esta conjunción, sino con una variedad como “después”, “así que” y “entonces”. Esto se debe a que en el hebreo bíblico existe algo llamado el vav-consecutivo donde la conjunción ו (“y”) es prefijada a un verbo en imperfecto y funciona en las narrativas para dar secuencia a la acción. [3] En la RVR1960 se mantienen estas conjunciones “y”, por lo que nos da una mejor idea de la gramática en el hebreo, aunque no cumplen en español la misma función del hebreo, además de que dejan a Génesis 1 con una lectura poco natural. En el caso de la NBV, mantiene una lectura más natural.
En Hebreos 1:3 tenemos la expresión griega ῥήματι τῆς δυνάμεως αὐτοῦ que la NBLA traduce como “palabra de Su poder”, mientras que la NVI la traduce como “su palabra poderosa”. Esta diferencia se debe a que la NBLA mantiene el genitivo como un posesivo, ya que las equivalencias formales tienden a mantener una traducción similar para una misma forma gramatical. En cambio, la NVI, considerando el contexto, traduce este genitivo como descriptivo, la cual es una de las funciones del genitivo griego. [4] En este caso, con la NBLA podemos darnos cuenta más fácilmente, desde el español, que allí hay un genitivo griego, pero la NVI comunica mejor la idea de la expresión.
¿Qué hacemos con las diferentes traducciones?
Conociendo esto, tanto las variantes textuales como las diferentes filosofías de traducción que tenemos en nuestras Biblias, no debemos tener un espíritu “sectario” donde creamos que una traducción de la Biblia es LA Biblia, sino usar varias, aprovechando sus diferentes fortalezas, enriqueciendo así nuestra lectura de la Biblia. Como recomiendan Gordon Fee y Douglas Stuart, “para el estudio de la Biblia, deberías usar varias traducciones bien seleccionadas. La mejor opción es usar traducciones que uno sabe de antemano que tenderán a diferir”. [5]
[1] NET Bible, nota en Romanos 8:1
[2] Jason S. DeRouchie, How to Understand and Apply the Old Testament (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2017), 161
[3] Miles Van Pelt, Biblical Hebrew: A Compact Guide (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2019), 94
[4] David L. Mathewson & Eloide Ballantine Emig, Intermediate Greek Grammar (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2016), 12
[5] Gordon D. Fee & Douglas Stuart, How to Read the Bible for All Its Worth (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2014), 37
Muy bueno. Por eso que explicas soy muy cuidadoso de denostar una versión u otra. Entiendo que es un trabajo valioso de mujeres y hombres del Señor.
Valioso y claro articulo! gracias por tomarte tu tiempo para edificarnos